
En mi trayectoria como cantante de coro, cantante solista, directora de coro y entrenadora vocal, he ido cosechando a lo largo de los años una serie de consejos y de normas básicas que creo que deberían existir en cada uno de los que nos dedicamos de una manera u otra al arte de cantar.
Podríamos considerarnos atletas de la voz por un lado y artistas musicales por otro.
El cantante atleta:
Considerando esta primera opción, deberíamos trabajar nuestra voz al igual que cualquier deportista de élite trabaja su cuerpo.
Ejercicios de vocalización antes de empezar a cantar es uno de los grandes requerimientos que debe realizar cualquier corista que se precie. No debemos olvidarnos de ello si no queremos sufrir posteriormente las consecuencias de un fuerte cansancio vocal debido en la mayoría de los casos, a las veces que hay que repetir ciertos fragmentos hasta que queden cerrados y a gusto de nuestro director.
Por otro lado una serie de consejos sobre higiene y buen hábito vocal, nunca esta de más a modo de receta en el fondo de nuestra carpeta.
Beber. Ya sabemos que es importante beber agua. Todos los tejidos de nuestro cuerpo han de hidratarse con agua y por supuesto también nuestras cuerdas vocales como tejidos que son. Es importante mencionar que el agua que bebemos, no toca directamente nuestras cuerdas vocales (en ese caso nos atragantaríamos). Si queremos hidratar nuestras cuerdas directamente sobre ellas, entonces la recomendación es hacer vahos con agua caliente.
A veces nos da la tos. Todo el mundo echa mano de un caramelo. A ser posible, es preferible un caramelo de miel, limón o cualquier otro sabor antes que las metas, eucaliptos etc. Aún así, lo suyo es analizar de dónde viene este ataque de tos, ya que en muchos casos, puede ser la consecuencia de un sobreesfuerzo vocal que genera mocos, o un episodio de reflujo gastroesofágico que cierra la laringe.
Fatiga vocal. Si un día te encuentras fatigado/a de la voz, no es recomendable cantar. Pero eso no significa que nos podamos saltar la asistencia al ensayo libremente. Aún no cantando, nuestra asistencia nos ayuda a memorizar las indicaciones que nuestro director/a. Dependiendo del grado de fatiga, ésta suele pasarse en un par de días o tres. El mejor remedio es sin duda el descanso y reposo relativo.
Ojo con las comidas pesadas. Si tenemos que cantar por la tarde o por la mañana, no nos interesa comer algo que nos resulte de digestión muy pesada. La respiración se nos hará más difícil y la propia voz no fluye como debe.
Descanso. Es de los aspectos más importantes para un/a cantante. Pero atención, la voz tarda en despertar unas tres horas. No deberíamos intentar cantar con toda la voz y todas las exigencias si solo hace una hora que nos hemos levantado de la cama. Esto nos lleva a programar la hora en la que debemos levantarnos, si por ejemplo tenemos que cantar en un evento por la mañana. Sobre todo si ejercemos de voz solista.
El cantante artista:
Los nervios. Es de lógica entender que, cuando alguien es exigente, quiera hacer las cosas bien. Esa exigencia se nos traduce en nuestro cuerpo en los muy conocidos «nervios» (entendamos que nuestro cuerpo desarrolla toda una serie de comportamientos pues se prepara para la lucha). No debemos luchar contra los nervios, solo aceptar que están ahí y que forman parte de nuestra responsabilidad como artistas.
Los ensayos. Ya hemos mencionado que la asistencia es importante, por respeto a nuestro director/a, y por respeto al compromiso que adquirimos con el grupo. Si preveemos que no vamos a asistir a los ensayos, es mejor planteárselo con suficiente antelación a nuestro director/a por si tiene que tomar alguna decisión sobre nuestra participación o no, en el proyecto que estemos trabajando. Nadie debería molestarse si se le invita a no cantar un concierto, la preparación previa es algo que no debe saltarse absolutamente nadie.
El estudio. Esta es la gran herramienta de tod@ cantante. Tanto en la vertiente «mecánica» como en la «artística», toda obra debe ser meticulosamente analizada, estudiada y aprendida (en muchos casos incluso de memoria). Cuanto más trabajada esté una obra, más calidad artística podremos darle luego en el escenario cuando nos lanzamos a ejecutarla.
Disfrutar. Por supuesto este es el gran consejo que todos deberíamos tener en nuestra cabeza. Cantamos por y para nosotros y también para quien nos quiera escuchar. Regalémosle a ese público lo mejor que tenemos de nosotr@s mism@s.